• ¿POR QUÉ ESTA HISTORIA ME MARCÓ TANTO?:
¿Cuál es la magnitud de un
romance cuando te das cuenta que no puedes no vivir sin esa persona y sabes que
darías tu vida por ella una y otra vez…?
La intensidad de ese amor
corresponde a la pareja protagonista de la Trilogía El Jinete de
Bronce de Paullina Simons. Cuando me recomendaron leerla entre los cientos
de halagos que la respaldaban hubo una frase que me dijeron y que acertó de
pleno “en la vida, hay un antes y después de Tatiana y Alexander”.
Hoy les voy a hablar de la
historia del primer libro que comienza en la ciudad
de Leningrado, en la antigua Unión Soviética, la cual padeció uno de los
peores tormentos que puede haber. En 1941 durante la segunda guerra mundial,
Hitler ordenó que la ciudad fuese sitiada sometiendo a la población a la más
increíble lucha por la supervivencia a medida que los alimentos comenzaban a
escasear las bombas no dejaban de caer.
En medio de este caos y
desesperación va a surgir la historia de amor más increíble que he leído.
Dos jóvenes, con vidas totalmente
opuestas, verán cruzados sus caminos y desde entonces tendrán que luchar contra
lo imposible para que su amor triunfe y puedan tener un futuro juntos.
—Tania,
tú y yo sólo tuvimos un momento. Un único momento en el tiempo, en tu tiempo y
en el mío, un instante, cuando todavía hubiese sido posible otra vida. - Alexander
la besó en los labios-. ¿Sabes de qué te estoy hablando?
Cuando
Tatiana levantó la vista de su helado, vio a un soldado que la miraba desde el
otro lado de la calle.
—Recuerdo
aquel momento -murmuró Tatiana.
—¿Lamentas
que cruzara la calle para acercarme a ti?
—No,
Shura
Por un lado lo tenemos a él,
Alexander Belov?, un hombre que perdió a su familia, un oficial del Ejército
Rojo condecorado, con una carrera militar impecable, es el héroe ideal,
educado, atento, responsable, protector, de lo más atractivo, pero detrás de
esta fachada de caballero perfecto sin mayores problema que el de la guerra, se
esconde un pasado oculto que se vincula con esa familia que ya no tiene y que a
lo largo de la historia no solo afectará su vida, sino también la de ella,
Tatiana, su Tatia.
Ella, Tatiana Metanova (una
“heroína” con todas las letras, lejos, y que se ha ganado el puesto a la
mejor que he leído) es una joven de 17 años, inocente, dulce, tímida, por de
más de buena, que pone las necesidades de todo el mundo antes que las suyas.
Son muchas las ocasiones en que por estas mismas cualidades, los demás se
aprovecharán de ella e inclusive se darán el lujo de tildarla de débil y hasta
despreciarla. Pero a lo largo de la historia veremos de lo que es capaz esta
jovencita, enfrentando las situación más dura que puede haber. Vive con su
hermana mayor a la que adora, su mellizo Pasha, sus padres y sus abuelos, en un
piso comunal que comparten con otras familias. Aun en esas circunstancias
Tatiana es feliz con la vida que tiene, ajena al mundo que la rodea y las
condiciones que enfrentaba el proletariado en aquella época. Pero un buen día
al igual que todos sus camaradas verá cambiar su vida, la armonía de
la que disfruta comenzará a resquebrajarse cuando un comunicado emitido en la
radio, anuncie que los Nazis han invadido la Unión Soviética.
Y es ese mismo día que lo conoce
a él, Alexander, (oh Shura!). Es inexplicable la magia que envuelve ese primer
encuentro. Un día en que el mundo soviético vio tambalear su “paz” comunista y
el frenesí se desate, este pareció detenerse un instante, únicamente para
observar el primer encuentro de esta joven niña y aquel misterioso oficial, el
don de la escritora para crear este clima es increíble.
Fiel a su personalidad en una
primera instancia, Tatiana no será conciente de la gravedad que la guerra
concierne. Y esta cualidad, la de su inocencia, es la que cautiva a Alexander,
ella es pureza, una luz que lo envuelve y lo deja hipnotizado, no puede creer
exista una persona como ella, capaz de encontrar un placer supremo en un acto
nimio, de disfrutar la vida en el mismo momento en que el mundo se viene abajo.
Pero al igual que el reloj que no
puede frenar sus agujas, Tatiana no podrá seguir evadiendo la realidad y su
vida tal como la conocía dejará de existir.
—Tatiana,
estamos en guerra —replicó Alexander, emocionado—. Estamos en medio de una
guerra. —No podía mirarla—. Los hombres mueren en las guerras.
Una
lágrima rodó por la mejilla de Tatiana, a pesar de su intento por no llorar.
—Por
favor, no te mueras —le suplicó—. No creo que pueda enterrarte. Ya he enterrado
a todos los demás.
—¿Cómo
puedo morir cuando tú has vertido tu sangre inmortal en mis venas? —preguntó el
comandante con voz entrecortada.
El encantamiento que surgió por
Alexander de manera instantánea, se esforzará en apagarlo porque como en muchas
novelas románticas que suele haber un tercero en discordia, esta no sería la
excepción. En este caso la piedra en el camino para la construcción de este romance
es la mismísima Dasha Metanova, la hermana de Tatiana, un personaje que en todo
momento genera sentimientos encontrados.
Y como sabemos que Tatiana es
capaz de sacrificar hasta lo imposible por el bienestar de los demás, eso
incluye también su propia felicidad…
En resumen les puedo decir que la
escritora te sumerge en una historia tan dura, como real, las palabras que
salen de su lápiz genera que un sin fin de sentimientos te dominen, sientes en
todo momento lo que están viviendo los personajes, te enamoras con las
conversaciones entre Tatiana y Alexander, suspiras con sus encuentros furtivos,
te desespera horrores la incertidumbre, tiemblas cuando las bombas caen, sufres
la hambruna, lloras con ellos las pérdidas.
Y sin embargo ese secreto de él
oculto del mundo será aun el mayor peligro que enfrentarán
—No
debe saber que me han arrestado. Si se entera, no se irá. Se quedará para
descubrir qué me ha pasado, para ayudarme de alguna manera, para verme por
última vez, y entonces será demasiado tarde.
Alexander le dijo a Sayers lo que debían hacer.
—¡Comandante, no puedo hacer tal cosa!
…
Ella
caminó hasta los pies de la cama. «¡No! —quería gritarle—. No, Tania, por
favor, vuelve. Qué puedo dejarle, qué puedo decirle, qué palabras puedo dejar
con ella, para ella. ¿Qué palabras le puedo dejar a mi esposa?»
-Tatiasha
—llamó Alexandr. Dios, cómo se llamaba el conservador.
Ella
lo miró.
-Recuerda
a Orbeli
Oh….Orbeli….que palabra mágica ♥ …Con todo lo que les
he escrito ahora, aun así siento que no puedo hacerle justicia como
corresponde. He leído infinidad de libros, pasando de los clásicos de Jane
Austen, a los fantasiosos de Harry Potter y Crepúsculo, me he reído con
Kinsella Sophie y Meg Cabot, y enamorado además de aprender un poco de más de
la historia de mi país con Florencia Bonelli y Gabriela Margall. Variedad de
escritores y de géneros, algunos me han marcado más que otros, pero la manera
en que me llegó la historia de Tatiana & Alexander no lo consiguió ninguna
otra, caló en lo más profundo de mi corazón y de mi alma. Quizás por las
cualidades de los personajes, el trasfondo bélico impecablemente narrado, no lo
se. Solo intento con estas palabras expresar un poco de lo que sentí, de lo que
aun hoy siento. Y apenas hablo de lo que pasa en el 1º libro. Por eso les digo ¡Léanla!
¡Es una lectura obligatoria! porque como dicen, hay historias que uno recuerda, otras que directamente pasan al olvido,
ésta es de las que marcan y que nunca se olvida.